sábado, 4 de octubre de 2014

MALAS ELECCIONES

Mañana hay elecciones. El pronóstico es uno solo: desastre. Esa burda creencia de que la voz del pueblo es la voz de Dios nos obligaría a pensar que Dios es un señor muy ignorante y completamente descalificado para la política. El Perú ha demostrado que su voz es ignorante, desinformada y vergonzosa. Los ejemplos sobran: Lima, la capital habitada por personas que se creen superiores a las de las demás regiones, tiene que escoger entre Castañeda y la campaña más barata de la historia del país, Villarán y su insufrible chalina verde, Heresi y sus horripilantes canciones, Altuve y su "huevo" de obras, Sánchez Aizcorbe y el parapente (?) y el desconocido que pensaba ganar votos haciendo el Ice Bucket Challenge, retando a Humala, Castañeda y Villarán. Todos sabemos quién va a ganar. 
El segundo ejemplo -y el más indignante- es el de Cajamarca. ¿Puede un pueblo ser tan inverosímil? Ni Macondo ni Yoknapataupha, ambos pueblos inventados por García Márquez y Faulkner, respectivamente, pueden ser tan irreales como la ciudad cajamarquina. El brutal e innegable retraso que ha sufrido la ciudad a causa del "Conga no va" parece no ser suficiente prueba de que Gregorio Santos es un tumor, un quiste asqueroso que tiene que ser extirpado a tiempo de la política peruana, porque, de lo contrario, en no muchos años, ese infeliz podría convertirse en el próximo presidente del Perú. Gregorio Santos va a ganar las elecciones regionales en Cajamarca estando en prisión y cargando en sus hombros el peso de numerosas muertes, avalado por una horda de ciegos, que creen (como muchos en el Perú) que aquel que dice no a todo es el hombre correcto para dirigir al pueblo. Solo un milagro podría salvar a los cajamarquinos, y al Perú, de que Santos tenga el poder durante los siguientes cuatro años y continúe empobreciendo su región, y al mismo tiempo, el resto del país, diciéndole no a la minería legal, la cual representa un altísimo porcentaje del PBI del país. 
César Acuña, seguro ganador en La Libertad, dice que se siente satisfecho con el Fallo de la HALLA. Y no lo dice en la sala de su casa, con sus amigos. Lo dice en Twitter. Luego, no contento con ello, el caricaturesco Acuña afirma que nunca lee ni escribe, pero, contradiciéndose, cita -también en Twitter- al escritor uruguayo Mario Benetti (!). Tendríamos que recordar que es dueño de una universidad, pero eso en La Libertad no le importa a nadie, y, a pesar de tanta estupidez (o quizás por eso) va a ganar las elecciones en primera vuelta. 
Un caso similar se vive en el Cusco, donde los dos principales candidatos son hombres de probado descaro e incuestionable falta de calidad humana. Benicio Ríos aparece en la televisión cusqueña, pero no como entrevistado, ni presentando sus propuestas a la población. No. Ríos aparece en televisión porque su juicio por subirse el sueldo arbitrariamente cuando era alcalde de un distrito, está siendo transmitido en señal abierto. Ignorante peligroso, Ríos amenaza ganar las elecciones, aunque no lo hará en primera vuelta. De eso no caben dudas. Su rival más cercano se llama Julián Inca Roca. Hombre regordete y con cara de resentido, se ha pasado toda la campaña tratando de explicar cómo su madre, humilde vendedora en un mercado del Cusco (todo bien hasta ahí), tiene más bienes que cualquier empresario que haya trabajado durante toda su vida 24 horas al día. Además, le han dado un espacio en la televisión -parecido al que tenía Chávez en Venezuela- en el que contesta preguntas del público y se presenta como el serafín de las buenas costumbres, como el angélico hombre que salvará al Cusco de tan malos gobernantes previos. La ciudad cusqueña recibe cerca de tres millones de turistas al año. Sin embargo, es una ciudad, sucia, fea y desordenada, en la que todos los esfuerzos se han concentrado en el centro de la ciudad: en su embellecimiento, en su seguridad, en su limpieza. Pero, diez minutos más allá del centro de la ciudad, uno se encuentra polvo, pistas destruídas, edificios a medio construir, basura en las esquinas. ¿Alguno de estos hombrezuelos podrá salvar a los cusqueños de esta situación? Lo dudo. Es más: sé que no. 
Mañana hay elecciones y las ciudades más importantes del país están condenadas a ser gobernadas por truhanes. No es culpa de ellos. Es culpa de nosotros. Pero, en el Perú, ya nada importa. El Perú donde un Secretario General de las Naciones Unidas (Pérez de Cuéllar), un Premio Nobel (Vargas Llosa) y un exfuncionario del Banco Mundial (PPK) fueron derrotados por un corrupto, un borracho y un ignorante. El Perú de Esto es Guerra. 
Pero, mientras haya gente que quiera cambiar esta situación no todo está perdido. Todavía queda un poco de esperanza.
Solo eso. 

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