viernes, 10 de octubre de 2014

ELLA ES MALALA

Dicen que la realidad supera a la ficción. Yo creo que es verdad. Una prueba de esa afirmación es la maravillosa historia de la paquistaní Malala Yousafzai.
Hace dos años exactos, el 9 de octubre de 2012, un terrorista talibán subió a un bus, dispuesto a asesinar a Malala, niña de apenas quince años en ese entonces. El talibán, luego de identificar a su víctima, le disparó sin compasión. Luego de ejecutar varios disparos, y convencido de haberla asesinado, el terrorista, simplemente, se fue. 

     La bala que le causó mayor daño a Malala fue la que entró por debajo de su ojo, destruyéndole la mitad del rostro y rozando su cerebro, aunque, milagrosamente, no logró impactarlo. Sí: a pesar de que suena inverosímil, Malala sobrevivió el ataque. La trasladaron al hospital Queen Elizabeth, en Birmingham, donde le destaparon los sesos y los tuvo expuestos todo el tiempo que su cerebro se tardó en deshincharse, a causa del ataque. 

     Los médicos británicos lograron lo que parecía imposible: reconstruyeron el 88% de su rostro. Hoy, a pesar de que se notan algunas secuelas del disparo, sería muy difícil creer que fue víctima de semejante salvajismo y que la mitad de su rostro fue desfigurado. 
Lejos de rendirse, la valiente Malala comenzó a escribir su libro, que es un éxito de ventas a nivel mundial (está traducido al español), y que, paradójicamente, no pudo ser presentado en su país natal, Paquistán. El nombre del libro es "Yo soy Malala", y cuenta, con prosa ágil y conmovedora, todos los detalles de la terrible lucha que ha enfrentado esta joven desde que tenía diez años de edad. 

     Pero, ¿quién es Malala Yousafzai? 
     Algunos dicen que es una activista. Otros dicen que hace política. Unos cuantos la califican como bloguera. Para mí es una heroína. 

     En el año 2008, los talibanes tomaron su localidad, Míngora, imponiendo, con la mayor crueldad posible, sus ideas extremistas. Condenaron a los músicos, condenaron a los que se reían, condenaron a los que veían televisión, condenaron a los profesores, condenaron a las que jugaban con muñecas y también condenaron que las mujeres estudien en las escuelas, amenazando a maestros y niñas de muerte. Entraban a cualquier lugar y comenzaban a golpear, a torturar, a fusilar y, como si no fuera suficiente, exponían los cadáveres como amenazas sangrantes. El mensaje estaba bastante claro: o hacías lo que los talibanes querían o tú y tu familia morían de la forma más sangrienta posible.

     Entonces, la cadena BBC de Londres comenzó a promocionar el blog de una mujer cuyo nombre era Gul Makai. En el blog, Makai exponía al mundo la terrible vida que tenía que llevar en medio de la temible ocupación talibana. El blog se hizo popular y cobró notoriedad, haciendo que los ojos del mundo se volteasen hacia esa zona del mundo. No se tardó en saber que Gul Makai era nada menos que Malala Yousafzai, que en ese entonces tenía apenas trece años. Los talibanes juraron asesinarla. Fallaron la primera vez. Han jurado que van a seguir intentándolo hasta que lo consigan, aunque la residencia de Malala y la de su familia está en Birmingham, Inglaterra, la misma ciudad donde le salvaron la vida. 

     En mayo de este año luchó por la liberación de jóvenes nigerianas, que habían sido secuestradas cuando estudiaban, por un grupo islamita que considera que la educación de las mujeres es un pecado abominable, confirmando su rol mundial como defensora del derecho universal de las niñas a recibir educación en cualquier parte del mundo. 

     Hoy, por la mañana, Malala ha recibido el Premio Nobel de la Paz, el cual se añade a su sorprendente palmarés de premios humanitarios alrededor del mundo, entre los que resaltan el Simone de Beauvoir, de Francia, o el de UNICEF de España, todos ellos por su incansable labor en bien de las niñas en el mundo. 
     A los 17 años de edad, Malala es la persona más joven en ganar el Nobel de todos los tiempos. 

     Esperemos que la concesión del Premio de la Academia Sueca no sea una presión para la humilde paquistaní. Al contrario: contemos con que será una motivación más, para que el número de niñas en el mundo puedan acceder a la educación se incremente y las barreras entre hombres y mujeres sigan cayendo, no solo en el mundo occidental, sino en el resto del planeta. 

     Lo mínimo que se puede hacer es difundir la historia de Malala, y ensalzarla por encima de una sociedad -como la peruana- que se va diluyendo en medio del consumismo y del culto al cuerpo, haciendo que los niños y jóvenes sean conscientes de la realidad mundial, más allá de sus colegios y sus familias. 

     Depende de nosotros. 
     Tal cual. 


NOTA: Recomiendo ver el siguiente documental producido por el New York Times.

http://www.nytimes.com/video/world/asia/100000001835296/class-dismissed.html

martes, 7 de octubre de 2014

MIS PREMIOS NOBEL FAVORITOS

La Academia Sueca anunciará este jueves 9 de Octubre al ganador del Premio Nobel de Literatura de este año. A propósito de esta fecha tan importante (para mí y para cualquier lector contemporáneo verdadero), he decidido elaborar una lista con mis ganadores favoritos de años anteriores. Creo que los escritores que voy a recomendar tienen que ser leídos, debido a que sus obras no solo revelan la imaginación envidiable de cada uno de ellos, sino que, al mismo tiempo, reflejan diferentes realidades políticas, sociales y culturales en distintos tiempos y en distintas partes del mundo. 

1. Mario Vargas Llosa. 

        Ganador del Premio a los 74 años de edad, cuando él mismo había perdido la esperanza (y seguramente la ilusión de ganarlo). Es más, el día que recibió la llamada, en Nueva York, que le anunciaba su triunfo, él estaba convencido de que se trataba de una broma de mal gusto, y solo lo creyó cuando vio el anuncio por televisión. 
        Para muchos el premio se le debió haber concedido hace ya varios años, en la década del ochenta, pero muchos afirman que su fuerte postura liberal y capitalista evitaban que la Academia le entregase el Nobel, ya que esta última tiene fama de tener preferencia por escritores de izquierda, como Neruda, por ejemplo. 
       Aunque muchos han leído a Vargas Llosa en el colegio (a mí nunca me hicieron leerlo), estoy seguro de son muy pocos los que son capaces de apreciar la calidad innegable de este hombre nacido en Arequipa en 1936. En uno de los miles de artículos que se escribieron sobre él, alguien dijo que había sido capaz de hacer algo que poquísimos escritores han conseguido: escribir cinco obras maestras, que son las que voy a recomendar ahora. Recomiendo, también, que sean leídas en el orden en el que aparecen aquí:

a. La Fiesta del Chivo: Las historias de Cabral, Urania y compañía quedan son inolvidables para el lector. Magnífica novela histórica.
b. La Tía Julia y el Escribidor: Varguitas y el entrañable Pedro Camacho se alternan para transportarnos al abracadabrante mundo vargasllosiano.
c. La Ciudad y los Perros: ¿Fue el Jaguar o no?, la gran pregunta de la novela. 
d. La Guerra del Fin del Mundo: Enorme injusticia no haberle dado el Nobel justo después de haber publicado esta novela.  
e. Conversación en la Catedral: El mejor libro de Mario. Perfección, exactitud, magia. No podría haber sido escrita de otra forma. La he leído catorce veces: la leería cien veces más. 

       Hay que leer a Vargas Llosa. Después de leer sus novelas, los ojos cambian: se vuelven más críticos, más sagaces, más inteligentes. Pero, cuidado, hay un precio en ello: también se vuelven menos felices. 

2. Orhan Pamuk.

        Cuando a Pamuk le entregaron el Nobel en el año 2006, apenas tenía 54 años. Para algunos era muy joven para ganar el premio. Felizmente, Orhan, con su trabajo, su calidad y su constancia les demostró a sus detractores que eso era mentira: no podrían habérselo dado en un mejor momento. Recuerdo que su discurso en el banquete del 10 de diciembre del 2006 (el vídeo se puede encontrar en YouTube o en la página nobelprize.org) es uno de los más hermosos que he escuchado, a pesar de su corta duración -5 minutos).
En él, responde a la pregunta que les hacen a todos los escritores: ¿por qué escribes? Su respuesta es de las más deslumbrantes que he escuchado y las lágrimas que no puedo evitar contener cada vez que veo el vídeo me hacen recordar que mi vida no sería la misma si Orhan Pamuk no hubiese irrumpido en ella por medio de Kemal, Negro o Ka, algunos de sus personajes. 
Hay tres novelas y un ensayo que recomiendo fervientemente y tienen un carácter casi bíblico para mí. Todas están traducidas al español y se pueden encontrar en casi cualquier librería a precios cómodos.

a. El Museo de la Inocencia: Cuando las personas me preguntan qué historia de amor les recomendaría leer, jamás dudo que esta es la elección correcta. Füsun, Kemal y su amor descontrolado y peligroso entran a la vida del lector y nunca la abandonan.

b. Nieve: Thriller político en el que acompañamos a Ka, periodista que retorna a su lugar de origen para investigar una serie de suicidios. La novela, como todas las de Pamuk, tiene romance, emoción y una necesaria dosis de muerte.

c. Me llamo Rojo: Después de leer esta novela, el lector tiene la certeza absoluta de que los colores, las formas, los animales y las pinturas tienen vida propia y tienen mucho que decir. El asesinato de un miniaturista desencadena esta novela que ha ganado numerosos premios. Hermosa. 

d. El Novelista Ingenuo y el Sentimental: Este ensayo fue escrito para las conferencias que se organizan en la Universidad de Harvard desde 1925, en las que han participado escritores como Italo Calvino o Jorge Luis Borges. Esta es una lectura para aquellos que quieren profundizar su entendimiento sobre los mecanismos de la novela, así como su construcción. Pamuk usa como ejemplos grandes novelas de la literatura universal: Anna Karenina o La Montaña Mágica. Para especialistas.

        El discurso de aceptación del Premio Nobel del año 2006 de Orhan Pamuk lleva por título "My father's briefcase" (El maletín de mi padre). Solo leer ese discurso (buscarlo en la página web arriba mencionada) convencerá a cualquier persona de leer sus novelas. 

3. José Saramago.

Cuando Saramago publicó su primera novela, la aceptación fue poco menos que nula. Nadie le prestó atención. El joven Saramago no se rindió, pero tampoco insistió. Dejó de escribir. Años más tarde, luego de obtener el Nobel, en 1998, le preguntaron por qué había dejado de escribir durante tantos años. "No tenía nada que decir", fue su genial respuesta. Murió a los 98 años y dejó novelas deslumbrantes. Su capacidad para escribir sin utilizar la gran mayoría de signos de puntuación (hay que leerlo para entender lo que digo), es una proeza casi imposible de imitar.

a. Ensayo sobre la ceguera: La epidemia de luz blanca se apodera de un pueblo sin nombre. Nadie puede ver. Solo lo peor se puede esperar. Y solo lo peor sucede. Aunque hay alguien que se ha salvado. La única esperanza.

b. El Hombre Duplicado: ¿Qué haría si prende la televisión y ve a alguien exactamente igual a usted? Su mismo rostro, su misma voz, sus mismos gestos. Todo igual. Las respuestas están en esta soberbia novela. Recientemente, salió la versión fílmica basada en la novela.

c. El Evangelio según Jesucristo: Hay que leerla sin prejuicios, la única forma en la que una novela se puede leer y, sobre todo, disfrutar. Historia alterna sobre la vida de Jesús, que causó revuelo al momento de su publicación. Memorable la conversación que tienen Dios, el diablo y Jesús.

        Sobre Saramago se puede decir mucho, muchísimo. Fue un genio. Escribió muchísimo. Militante del Partido Comunista, no solo dedicó sus días a la literatura, sino también a la política. Sus libros generan adicción. Una buena adicción.

        La literatura es una forma de vida. No es un hobby. No es algo que se hace cuando no hay nada más que hacer. Para el lector, los libros son como el oxígeno o la comida: necesarios para seguir viviendo. Esto solo es posible gracias a los escritores y a sus novelas. Aquí he mencionado solo tres y he hablado solo de algunos de sus libros. En futuros posts trataré de escribir con mayor detalle acerca de ellos.

Nada más. 






sábado, 4 de octubre de 2014

MALAS ELECCIONES

Mañana hay elecciones. El pronóstico es uno solo: desastre. Esa burda creencia de que la voz del pueblo es la voz de Dios nos obligaría a pensar que Dios es un señor muy ignorante y completamente descalificado para la política. El Perú ha demostrado que su voz es ignorante, desinformada y vergonzosa. Los ejemplos sobran: Lima, la capital habitada por personas que se creen superiores a las de las demás regiones, tiene que escoger entre Castañeda y la campaña más barata de la historia del país, Villarán y su insufrible chalina verde, Heresi y sus horripilantes canciones, Altuve y su "huevo" de obras, Sánchez Aizcorbe y el parapente (?) y el desconocido que pensaba ganar votos haciendo el Ice Bucket Challenge, retando a Humala, Castañeda y Villarán. Todos sabemos quién va a ganar. 
El segundo ejemplo -y el más indignante- es el de Cajamarca. ¿Puede un pueblo ser tan inverosímil? Ni Macondo ni Yoknapataupha, ambos pueblos inventados por García Márquez y Faulkner, respectivamente, pueden ser tan irreales como la ciudad cajamarquina. El brutal e innegable retraso que ha sufrido la ciudad a causa del "Conga no va" parece no ser suficiente prueba de que Gregorio Santos es un tumor, un quiste asqueroso que tiene que ser extirpado a tiempo de la política peruana, porque, de lo contrario, en no muchos años, ese infeliz podría convertirse en el próximo presidente del Perú. Gregorio Santos va a ganar las elecciones regionales en Cajamarca estando en prisión y cargando en sus hombros el peso de numerosas muertes, avalado por una horda de ciegos, que creen (como muchos en el Perú) que aquel que dice no a todo es el hombre correcto para dirigir al pueblo. Solo un milagro podría salvar a los cajamarquinos, y al Perú, de que Santos tenga el poder durante los siguientes cuatro años y continúe empobreciendo su región, y al mismo tiempo, el resto del país, diciéndole no a la minería legal, la cual representa un altísimo porcentaje del PBI del país. 
César Acuña, seguro ganador en La Libertad, dice que se siente satisfecho con el Fallo de la HALLA. Y no lo dice en la sala de su casa, con sus amigos. Lo dice en Twitter. Luego, no contento con ello, el caricaturesco Acuña afirma que nunca lee ni escribe, pero, contradiciéndose, cita -también en Twitter- al escritor uruguayo Mario Benetti (!). Tendríamos que recordar que es dueño de una universidad, pero eso en La Libertad no le importa a nadie, y, a pesar de tanta estupidez (o quizás por eso) va a ganar las elecciones en primera vuelta. 
Un caso similar se vive en el Cusco, donde los dos principales candidatos son hombres de probado descaro e incuestionable falta de calidad humana. Benicio Ríos aparece en la televisión cusqueña, pero no como entrevistado, ni presentando sus propuestas a la población. No. Ríos aparece en televisión porque su juicio por subirse el sueldo arbitrariamente cuando era alcalde de un distrito, está siendo transmitido en señal abierto. Ignorante peligroso, Ríos amenaza ganar las elecciones, aunque no lo hará en primera vuelta. De eso no caben dudas. Su rival más cercano se llama Julián Inca Roca. Hombre regordete y con cara de resentido, se ha pasado toda la campaña tratando de explicar cómo su madre, humilde vendedora en un mercado del Cusco (todo bien hasta ahí), tiene más bienes que cualquier empresario que haya trabajado durante toda su vida 24 horas al día. Además, le han dado un espacio en la televisión -parecido al que tenía Chávez en Venezuela- en el que contesta preguntas del público y se presenta como el serafín de las buenas costumbres, como el angélico hombre que salvará al Cusco de tan malos gobernantes previos. La ciudad cusqueña recibe cerca de tres millones de turistas al año. Sin embargo, es una ciudad, sucia, fea y desordenada, en la que todos los esfuerzos se han concentrado en el centro de la ciudad: en su embellecimiento, en su seguridad, en su limpieza. Pero, diez minutos más allá del centro de la ciudad, uno se encuentra polvo, pistas destruídas, edificios a medio construir, basura en las esquinas. ¿Alguno de estos hombrezuelos podrá salvar a los cusqueños de esta situación? Lo dudo. Es más: sé que no. 
Mañana hay elecciones y las ciudades más importantes del país están condenadas a ser gobernadas por truhanes. No es culpa de ellos. Es culpa de nosotros. Pero, en el Perú, ya nada importa. El Perú donde un Secretario General de las Naciones Unidas (Pérez de Cuéllar), un Premio Nobel (Vargas Llosa) y un exfuncionario del Banco Mundial (PPK) fueron derrotados por un corrupto, un borracho y un ignorante. El Perú de Esto es Guerra. 
Pero, mientras haya gente que quiera cambiar esta situación no todo está perdido. Todavía queda un poco de esperanza.
Solo eso.